La regulación de la Prostitución en Francia

Viernes, 19 de Febrero de 2021

Cada vez son más las voces que en España reclaman una ley que regule la prostitución. Casi todos los partidos políticos del espectro parlamentario español se han posicionado al respecto y han expresado públicamente su postura. El debate, pues, está abierto. Para unos, lo ideal sería imuplsar una regulación siguiendo criterios de carácter legalista como se hace en países como Alemania. Según los defensores de este modelo, habría que distinguir primeramente entre lo que es la prostitución forzada y la que es la voluntaria. La segunda, ejercida libremente y sin coacciones, debería ser regulada y considerada un trabajo, según los grupos políticos y personalidades que defienden este modo de actuar. La primera, por el contrario, sostienen dichos grupos, debería ser duramente penalizada.

Enfrentadas ideológicamente a esta postura legalizadora se encuentran aquellas personas que consideran que el modelo a seguir para regular la prostitución en nuestro país tendría que ser un modelo decididamente abolicionista. Los grupos políticos y entidades cívicas que defienden este último sistema acostumbran a poner a Francia como ejemplo. Pero... ¿cuáles son las características de la legislación francesa sobre prostitución? Y, sobre todo, ¿ha dado un resultado positivo la aplicación de dicha normativa? En este artículo vamos a dar respuesta a estas preguntas.

Penas para el cliente de la prostitución

La clave principal de las leyes francesas sobre prostitución se basa en la penalización del cliente de la prostitución. Los grupos políticos y sociales que impulsaron en el país vecino la ley de prostitución francesa (grupos como 'Osez le Feminisme' o el Colectivo de Mujeres contra la violación) encontraron apoyo en el Alto Consejo para la Igualdad. Según este organismo, considerar legal la contratación de servicios sexuales implicaría "hacer perdurar la idea de una desigualdad fundamental entre hombres y mujeres", pues determinaría de alguna manera que "el cuerpo de la mujer se puede comprar".

Basándose en estos y en otros criterios, en abril de 2016 se aprobó en Francia la ley actualmente vigente tras un largo y atropellado periplo parlamentario. Fueron muchas las discusiones alrededor de ella y muy arduo el trámite en el Senado. Con esta ley se abolía una regulación anterior de la prostitución (la ley de 2003 de Nicolas Sarkozy) según la cual la penada en un caso de prostitución era, siempre, la trabajadora sexual.

Con la nueva ley, Francia dejó de penalizar a las prostitutas (que pueden ofrecer ahora sus servicios libremente pues se ha suprimido el delito de captación de clientes ) para penalizar a los puteros con cantidades que pueden oscilar entre los 1.500 euros y los 3.750 si se es reincidente.

La Ley francesa sobre prostitución prevee también ayudas para aquellas prostitutas que abandonen el oficio. La norma aprobada en 2016 por el poder legislativo francés creó un fondo de 4,8 millones de euros anuales para tal fin. En los debates sobre la conveniencia de aprobar o no la ley no fueron pocos los diputados y senadores franceses que apuntaron que dicho fondo de ayuda resultaba ridículo, pues solo suponía la concesión de 160 euros por persona y año.

La ley francesa de regulación de la prostitución establece también la concesión de permisos de residencia temporales para las prostitutas extranjeras que abandonen la profesión. Según algunas estadísticas, alrededor del 80% de las trabajadoras sexuales francesas son extranjeras.

Prostituta en Francia

La protesta de las prostitutas francesas contra la ley

La aprobación de estas normas reguladoras de la prostitución en Francia fue y es duramente criticada por amplios sectores de la sociedad, entre ellos, el del grueso de la profesión de la prostitución. Las prostitutas francesas vieron y ven esta legislación como una legislación fundamentalmente represiva y recalcan que los efectos sobre su vida, lejos de ser beneficiosos, son perjudiciales.

Al multar al cliente, señalan diferentes sindicatos y asociaciones de prostitutas francesas, se están deteriorando las condiciones laborales de las trabajadoras sexuales, que se ven obligadas a trabajar en lugares escondidos y con menos seguridad personal. Por otro lado, el recorte de la demanda que se deriva del hecho de actuar duramente contra los puteros hace que las prostitutas francesas tengan que reducir sus tarifas y tengan que aceptar condiciones laborales e imposiciones de los clientes que en otras circunstancias no tendrían que aceptar. La de hacerlo sin preservativo sería, por ejemplo, una de esas imposiciones.

Las asociaciones de prostitutas de Francia y organizaciones no gubernamentales como Médicos del Mundo han señalado también en reiteradas ocasiones que el modelo francés de regulación de la prostitución, inspirado en el modelo sueco, resulta ineficaz a la hora de reducir la prostitución. Lo único que hace, señalan, es estigmatizar la figura de la prostituta y hacer más difíciles las condiciones de vida de las trabajadoras sexuales francesas.

Prostitutas callejeras

Recurso de inconstitucionalidad

Las protestas contra la normativa francesa sobre prostitución llegaron hasta el Consejo Constitucional (el Tribunal Constitucional francés). Quienes recurrieron a él argumentaron que la ley atentaba contra derechos constitucionales como podían ser la autonomía personal o la libertad sexual, la libertad comercial y contractual, el respeto a la vida privada y la proporcionalidad de las penas.

El Consejo Constitucional frances, sin entrar a fondo en el debate y declarando que no era ésa su competencia y sí la del poder legislativo, sentenció en su momento que la ley sobre prostitución francesa es absolutamente constitucional y que las medidas legislativas adoptadas no eran "inapropiadas" para los objetivos que el legislador se había fijado y que no eran otros que los de preservar la dignidad humana y mantener el orden público.

A fecha de hoy son muchas las asociaciones sociales, especialistas en el tema y grupos de prostitutas que consideran la ley a la que nos estamos refiriendo en este artículo como una ley paternalista, ineficaz y dañina para el grueso de la profesión. La ley, dicen, solo ha llevado a las prostitutas francesas a padecer una mayor clandestinidad y una mayor precariedad.

Trabajadora sexual