Como todo en el sexo, también los preliminares sexuales son algo muy personal. No a todas las personas les gusta lo mismo en la cama. Por ejemplo: el sexo oral puede ser muy valorado por unas personas y absolutamente rechazado por otras. Hay para quien lamer una polla o un coño resulta muy placentero y excitante y hay para quien eso mismo es solo una cochinada inconcebible. Por eso no hay una fórmula única y perfecta sobre cómo realizar los preliminares eróticos. Éstos, después de todo, son una especie de código que cada pareja debe ir elaborando poco a poco. Descubrir ese código es, también, una de las principales tareas que debe emprender una pareja que desee disfrutar de una vida sexual placentera y satisfactoria.
El que no se pueda dar una fórmula exacta sobre cómo deben ser los preliminares sexuales no quiere decir que no podamos dar una serie de orientaciones sobre cuáles pueden ser las prácticas que pueden formar parte de ellos. Después, que cada cual escoja sus prácticas preferidas y las convierta en elemento central de esos juegos eróticos preliminares que van a permitir y a garantizar un orgasmo tan explosivo e intenso como inolvidable.
Un concepto fundamental al hablar de preliminares sexuales es el de exploración. Los preliminares eróticos son, por decirlo de algún modo, una excursión por el cuerpo de la pareja. Descubrir sus zonas erógenas y estimularlas convenientemente es la base sobre la que se sustentan los prolegómenos sexuales. Para llevar eso a término, la caricia es capital. No se conciben los preliminares sexuales sin la caricia y el beso. Con ellos exploramos el cuerpo de nuestra amante. Con la caricia descubrimos cuáles son sus reacciones al sentirse acariciada en diferentes partes de su cuerpo. Con ella incrementamos progresivamente su excitación.
Si hay una práctica que sirve a la perfección para explorar el cuerpo del amante y descubrir sus zonas erógenas ésa práctica es la del masaje erótico. Los preliminares sexuales pueden, pues, articularse perfectamente a partir de la realización de un excitante masaje erótico. Con aceites aromáticos o comestibles o con geles especiales para masaje, las manos se deslizarán por el cuerpo del amante sembrándolo de sensaciones muy placenteras.
Otro concepto fundamental en los preliminares sexuales es el de juego. Con demasiada frecuencia eliminamos el concepto de lo lúdico del acto de follar. Al hacerlo, añadimos trascendencia al coito y le quitamos diversión. Y eso juega en su contra. Se folla y se juega para pasarlo bien. Combinar el folleteo y el juego es, pues, una excelente manera de pasarlo doblemente bien. El juego, además, estimula la imaginación y la originalidad. Jugando, jugando, te atreverás a realizar prácticas eróticas que, muy probablemente, de otra forma no entrarían a formar parte de tu repertorios sexual. Si introduces juegos eróticos en tus preliminares eróticos (desde dados eróticos a juegos de tarjetas o de tablero), convertirás a éstos en algo mucho más divertido y, a la vez, excitante.
En el baúl de los juegos eróticos caben muchos tipos de prácticas que pueden servir para caldear el ambiente. Apuntaremos aquí solo algunos de ellos. El sexting (enviarse mensajes picantes o, directamente, con contenido pornográfico) podría ser uno de ellos. Con este juego erótico, los preliminares sexuales podrían comenzar incluso a distancia. También podrían servir para este fin el clásico juego de verdad o acción, la elaboración conjunta de un relato erótico que deberá llevarse después a la práctica, el jugar con un cubito de hielo, el compartir una ducha, el hacer un sptriptease, el realizar juegos de rol...
Las opciones, como ves, son muchas a la hora de introducir un elemento lúdico en los preliminares sexuales. Desde ver una película X juntos hasta tapar los ojos de la pareja mientras se la tiene inmovilizada, son muchas las prácticas que pueden realizarse para convertir los preliminares sexuales no en la antesala de algo sino en algo que tiene importancia por sí mismo.
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